Molotov celebra 30 años en el Palacio de los Deportes

CDMX, 2-Nov-2025 – Treinta años después de haber sacudido la escena con su irreverencia, Molotov sigue siendo sinónimo de catarsis y desmadre. Y en el Palacio de los Deportes, esa energía se desbordó por completo en una noche que sirvió como homenaje a tres décadas de historia, caos y rock sin filtros.
Desde que el público comenzó a llenar el recinto, el ambiente se sentía eléctrico. “¡Que chingue su madre el treintañero!”, gritaba alguien entre risas mientras las gradas se iban saturando. Porque sí: Molotov es parte del ADN del rock mexicano, una banda que ha insultado a todos por igual, y aun así —o quizá por eso—, se ha ganado un cariño tan grande como auténtico.
Esa complicidad entre banda y público se sintió desde los primeros acordes. Los clásicos coros —“Chingo yo, chingas tú, chinga tu madre” o “Ehh, ohh, pendejo”— retumbaron con fuerza, recordando que pocas agrupaciones logran canalizar tanta rabia y humor en un mismo grito colectivo.
Un reencuentro entre amigos y generaciones
El tour del 30 aniversario trajo de vuelta a Jay de la Cueva, quien se mostró relajado, bromista y completamente integrado al espíritu de Molotov. “Y para el siguiente acto, me voy a encuerar”, soltó antes de tocar “Rastaman-dita”, provocando carcajadas. Entre risas, chistes y riffs, el grupo demostró que su química sigue intacta.
El público era un reflejo del paso del tiempo: desde fans que los siguen desde los noventa hasta chavitos que apenas rondan los veinte. Esa mezcla generacional confirma el legado que la banda ha construido —irreverente, provocador y atemporal—.
Uno de los momentos más potentes fue la aparición de Pato Machete, quien se unió a la banda durante gran parte del show. “Compañero de mil batallas”, lo presentó Jay, y no era exageración: la conexión entre Molotov y el ex Control Machete fue pura nostalgia noventera, un guiño a los días en que rap y rock se fundieron para marcar una época.
Y, por supuesto, no podía faltar Tito Fuentes, recibido con una ovación. “Él no puede hablar, pero quiere decirles que los quiere un chingo”, bromeó Jay, mientras Tito, sonriente, improvisaba algunos riffs cargados de distorsión. Aquello se transformó en una auténtica jam session con temas como “Here We Kum”, “Noko”, “Dance and Dense Denso”, “Voto Latino” y “Molotov Cocktail Party”.
Desmadre, crítica y homenaje
La intensidad alcanzó su punto más alto con “Gimme tha Power”, himno que, tres décadas después, sigue siendo un grito feroz contra la clase política mexicana. Luego, la banda sorprendió con “Marciano”, tocada primero en su versión cumbia y luego punk, un tributo que volvió a poner en alto su espíritu juguetón y desafiante.
Como guiño final, Molotov cerró con “¿Comprendes, Mendes?” de Control Machete, en señal de respeto y camaradería. “Gracias por aguantarnos 30 años… nos vemos dentro de otros 30”, dijo Jay antes de despedirse.
Esa frase resume la esencia de la noche: Molotov sigue siendo la voz que dice lo que nadie se atreve, el desmadre que no envejece y la banda que, tres décadas después, sigue haciéndonos gritar con la misma rabia y alegría que la primera vez.
Daniel Guerrero/ Mitoteros Show.









